Publicado: 14.11.2019
Banquete a la vista
Este 21 de noviembre, Leslie Osterling presentará un singular fotolibro en el que despliega pasajes de su vida a través de imágenes que tienen la habilidad de conectar con cualquier ser humano.
Por Vania Dale Alvarado
Un niño de frente, un perro de espaldas; la cara de una sahumadora entre un mar de mantos blancos; otro perro, perfectamente colocado justo debajo de la única porción de alambre sin ropa tendida; un surfista sobre lo que parece un desierto; muchas hermosas postales de Cuba. Hay riqueza, variedad y poesía en las imágenes que reúne «Huellas, memoria y tiempo», el libro de fotografías que Leslie Osterling describe como “una cornucopia de imágenes entrelazadas en base a su composición, formas, planos y a cierto ritmo visual”.
“Las fotos que he reunido en esta publicación son una selección a lo largo y ancho de mi vida”, comenta. “Son recuerdos de bitácora, de vida familiar, de viajes, de paisajes, de gente de aquí y allá, de mi barrio, de mi ciudad… La concatenación de las imágenes tiene un ritmo intrínseco que funciona no necesariamente por temas en cada capítulo. No es un libro que tenga principio y fin –aclara–, no es lineal ni circular… La agrupación es bastante libre”, afirma. Y si hablamos de ritmo, este le importa mucho a la fotógrafa; es por eso que optó por acompañar sus imágenes de canciones que tienen una especial significación en su vida. “Decidí hacer una especie de maridaje de imágenes con poesía de algunas canciones que se relacionan con esta etapa creativa del fotolibro”, explica, con un entusiasmo que evidencia la pasión que siente por esta expresión artística.
Aunque la cámara la ha acompañado durante toda su vida, antes era más bien una herramienta, el medio para un fin y no un fin en sí mismo. “Utilizaba mucho la cámara como accesorio para la creación pictórica… pero poco a poco la fotografía fue ganando su espacio a partir del descubrimiento de la magia de la edición digital”, agrega la fotógrafa, que ha estudiado artes plásticas en la Católica, y ha tomado cursos libres de lengua, civilización y arte francés en La Sorbona. “Mi trayectoria académica fue muy sui géneris… ¡igual que mi libro!”, reflexiona.
«Huellas, memoria y tiempo» fue editado e impreso en Madrid por el reconocido sello Brizzolis. José María Díaz-Maroto, un curador de gran prestigio a quien conoció durante un Masterclass que llevó con el fotógrafo José María Mellado –recorriendo el norte de España hace un poco más de un año–, no solo la ayudó en la diagramación y selección de contenido del libro, sino que –al ver su obra– la animó a hacerlo. “Hubo mucha química; el proceso de armar el libro fue una experiencia muy enriquecedora. Sin su respaldo no estaría hoy contándoles mi historia”, dice Leslie. Y tampoco sin el apoyo de Mayra Alpiste, con quien aprendió a escanear negativos antiguos cuyas fotos serían parte central del libro.
“Quiero afirmarme con esta publicación en mi ‘necia’ búsqueda de la belleza y la armonía, de observarla, gozarla y agarrarme de ella como de una baranda frente a un abismo, para no caer en el vacío espiritual de la mayoría de la gente que hoy en día celebra lo feo, lo cruel y lo escandaloso”, sentencia. El mismo ejercicio pueden experimentar sus lectores: hojear su libro basta para sentirse menos vacío.