Una visita guiada a la exhibición de Alberto Casari: ´´Haciendo una muestra contemporánea con cuadros antiguos´´.
Galería Lucía de la Puente. Barranco, sábado 24 de Setiembre de 2016.
Desde los inicios de la humanidad la capacidad de la gente de crear ficción con el lenguaje, no solamente le dio la posibilidad de imaginar cosas, sino de hacerlas de manera colectiva. Son los mitos, las creencias y los símbolos que aglutinan a la colectividad y le dan poder a quienes la representan. Definitivamente la fuerza está en aquel que transmite mejor una ilusión y la mantiene. La imaginación es poder.
Pero más allá de ser la imaginación una virtud de quienes la elaboran como una herramienta de dominación, también la competencia del ingenio para recrear experiencias de manera novedosa es, además – y, sobre todo – la capacidad de soñar y por ende una franquicia para el bien común.
¿Pueden las obras de Arte transmitir sentimientos, ideas, ilusiones y generar un cambio en la actitud de las personas? ¿Qué impacto pueden tener las imágenes en personas que por sus circunstancias socioeconómicas no han tenido contacto alguno con el Arte? Estos cuestionamientos traen a colación temas fundamentales de la ontología del Arte, así como también sobre su epistemología y función dentro de nuestra sociedad. El tema tiene alcances realmente muy vastos. Es por ello, que en primera instancia, he elegido reducir el planteamiento de análisis a un grupo de señoras de Pamplona Alta, barrio marginal de las afueras de Lima, para observar microscópicamente primero la experiencia del contacto del Arte con ellas.
Para situarnos en el contexto, me explayaré brevemente sobre el desarrollo del Arte Contemporáneo en nuestro medio. Hay que establecer a qué las voy a exponer…
El Arte Peruano Contemporáneo ha recorrido un camino muy particular y no se puede simplemente explicar como extensión del discurso más ampliamente estudiado, escudriñado, discutido y criticado como lo es el del desarrollo artístico en Estados Unidos y Europa, por ejemplo. Lo que sucedía en el extranjero ciertamente tuvo influencia en el quehacer artístico peruano, pero aquí no podemos saltar etapas a lo largo de la historia del Arte y aterrizar en la Contemporaneidad local sin tomar en cuenta la conmoción sociopolítica del país de la segunda mitad del siglo XX. Son justamente esos años turbulentos de donde provienen los ingredientes conceptuales y estéticos de una nueva generación artística. Es crucial analizar el contexto político, social y económico en el que se encontraban imbuidos los artistas, además de relacionar el lenguaje de estilos importados (el Op y el Pop, el Arte Minimal y Conceptual, etc.) que utilizaron junto con materiales o símbolos netamente locales para expresar sus ideas y realizar sus obras. En resumen, cito a Bunitx, quien describe la cuna de la creación artística de la época de la siguiente manera: ´´ese violento sincretismo termina siendo asumido por los artistas como modelo operativo para la incorporación de estrategias discursivas cosmopolitas en función de referentes y necesidades locales. Estrategias que en el Perú́ pasan de la deconstrucción a lo re-constructivo, de la apropiación a lo inapropiado. Recuperando en el camino estructuras mitológicas que se recomponen desde lo heterogéneo de sus fragmentos dispersos, integrándolos a nuevos universos de sentido. Bricolajes´´.
Es en este entorno que se encuentra la obra de Alberto Casari, cuya exhibición es la que he elegido para llevar a Berta, Juana, Nora y Celestina. Las 4 son cocineras del Comedor Popular ´´La última cena´´, del barrio ´´Fronteras Unidas´´ de Pamplona Alta. Preparan un plato de comida caliente al día para gente aún más pobre que ellas. No hay ganancia alguna. Lo que cobran únicamente cubre sus gastos. Es su manera de ayudar.
Hace un tiempo les he estado llevando semanalmente una obra de Arte a su comedor que cuelgo allí para observar también el efecto que puede tener el Arte entre sus comensales. Los resultados hasta el momento son muy gratificantes. Me comentan que no solo la gente que viene a comer, sino todo aquel que pasa por su local, se detiene a mirar la obra y esta genera tema de conversación. Todos opinan cosas diferentes, y en este devenir de ideas y argumentos, se origina una experiencia que sin duda es positiva. La gente descubre motivaciones para ´´hacer´ cosas, me dicen.
Partiendo de este primer contacto con el Arte, fue que surgió la idea de llevar a estas señoras a ver una exhibición en una Galería formal de Lima y observar el impacto. Di con la muestra de Alberto Casari en la Galería Lucía de la Puente en Barranco, que me pareció podría funcionar como punto de partida. Esta Galería tiene un ambiente que a mi particularmente me gusta mucho. Es muy amplio el ambiente central de exhibición y tiene una luz muy linda. Al medio de la sala tiene una banca que invita a sentarse y contemplar con calma las obras expuestas. Además, la arquitectura de la casa barranquina adaptada para Galería es muy acogedora y hace que toda la experiencia resulte placentera.
La obra de Casari, además, en este caso particular, era un buen referente, porque tenía cuadros desde los años 70 hasta los 90 – justamente la época de crisis y de cambios donde se dio la génesis del desarrollo del Arte Contemporáneo en el Perú. También fueron los años del inicio de una violencia tal, que su terror expulsó a las familias como las de Berta, Juana, Nora y Celestina, diseminadas y rotas, de sus tierras hacia las periferias paupérrimas de Lima.
¿Cuál fue entonces la reacción de mis invitadas una vez expuestas a Alberto Casari dentro de la Galería Lucía de la Puente?
Fue muy emocionante ver la expresión de sus rostros al entrar a la Galería como si ingresaran a un cuento de hadas. Los colores de los cuadros de inmediato les llamó la atención. Pasaron un poco de largo de la explicación curatorial al ingreso. El imán lo tenían las obras, los colores y la luz del ambiente central, también la amplitud del espacio, la paz casi sacra que se sentía en el interior. Se detuvieron frente a todos y cada uno de los cuadros observando con detenimiento el dibujo, las formas desconocidas, los planos, las perspectivas, el material y el color. Cuando pregunté, si pudiesen elegir una obra para llevársela a casa, todas tuvieron diferentes opiniones con argumentos de lo más elocuentes. Pero lo que había en común, era la preferencia por ´´la idea´´ y los recuerdos que el cuadro elegido les evocaba.
La visita duró unos buenos 40 minutos de observación y conversación sobre el presente y el pasado, sobre alegrías y penas y el bienestar que esta visita ´´curiosamente´´ les hacía sentir. Después salimos a pasear por la Avenida Saenz Peña frente a la Galería en dirección al mar. El broche de oro fue mirar el horizonte a lo largo de la línea costera y continuar soñando con los colores y los temas de Casari tan llenos de humor y nostalgia a la vez. La experiencia fue un éxito total que repetiré mensualmente, más allá de seguir llevando cada semana cuadros a ´´la última Cena´´.
Me pregunto nuevamente ¿cuál es hoy la razón de ser del Arte – cuál su función? Se trata solamente de seguir la receta de cómo hacer Arte Contemporáneo de acuerdo con lo que dictan los críticos y/o curadores para saciar a un público hambriento de ´´Arte´´ por ego u otras razones que surgen en una sociedad regida por la espectacularidad a la manera que la anticipa y describe Guy Debord? ¿O también tiene el Arte una responsabilidad heredada – histórica – de encontrar una manera de generar un sentido ulterior en las expresiones artísticas que funcione dentro y para la sociedad?
Walter Benjamin, en su texto sobre la reproducibilidad técnica del Arte, rescata cómo en en la antigüedad las imágenes u objetos simbólicos contenían una fuerza en su mística, en su magia, y cómo el día de hoy esa fuerza ya no es vigente. Las piezas se copian, reproducen y pierden su aura fuera de contexto. Y está en nosotros encontrarle nuevamente un sentido a las imágenes, más allá de dejarlas ser ´´Arte x el Arte´´ con una acepción netamente de espectáculo. Debemos llenarlas de contenido.
¿No será que ese contenido puede ser el de darle la posibilidad de soñar a mujeres como las cocineras de Pamplona Alta? Hacerlas salir de su rutina y de su realidad paupérrima y permitirles vivir al menos en sus mentes experiencias de placer, de goce, ¿de amor? ¿Invitarlas a usar su imaginación para encontrar nuevos horizontes?
Lo que uno ve o lee e imagina, afecta nuestros sentidos y predispone nuestro estado de ánimo. Podría designarse este fenómeno con el nombre de ley de la representación emocional de la realidad, de acuerdo con el psicólogo Ribot a quien Lev Vigotsky cita y describe de la siguiente manera: ´´Todas las formas de la representación creadora encierran en sí elementos afectivos. Esto significa que todo lo que construya la fantasía influye recíprocamente en nuestros sentimientos, y aunque esa estructura no concuerde con la realidad, todos los sentimientos que provoque son reales, auténticamente vividos por el hombre que los experimenta.
Los sufrimientos y anhelos de personajes imaginarios, sus penas y alegrías nos emocionan contagiosamente pese a que sabemos bien que no son sucesos reales, sino elucubraciones de la fantasía. Y esto se debe a que las emociones que se nos contagian de las páginas de un libro o de la escena teatral a través de imágenes artísticas, hijas de la fantasía, esas emociones son por completo reales y las sufrimos en verdad, seria y hondamente.´´ Este impacto puede ser positivo ó negativo, pero ES, sin duda, una experiencia que genera un efecto en el espectador.
La contemplación del Arte es una experiencia igual que la lectura de un libro o la apreciación de una obra teatral: genera una impresión y deja huella en las personas partiendo del impacto sensorial y pasando por el filtro de nuestra memoria. La expresión artística debe ser considerada un bien público para el goce y el enriquecimiento del alma. Es importante alimentar el cuerpo, pero igualmente el espíritu, y el Arte: las formas, las imágenes, sensaciones, pensamientos y demás ´´pedacitos de historia´´ que contiene – y que (nos) refleja – son profundamente enriquecedoras para nuestra imaginación y en consecuencia para nuestro ser.
´´Ante una imagen tenemos humildemente que reconocer lo siguiente: que probablemente ella nos sobrevivirá, que ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso, y que ante nosotros ella es el elemento del futuro, el elemento de la duración. La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira´´.
Bibliografía
- Harari, Y. (2015). Sapiens: A brief History of Humankind. USA: HarperCollins
- Buntix, G. (1995). The Power and the Illusion: Aura, Lost and Restored in the ‘Peruvian Weimar Republic’ (1980-1992). www.gbv.de/dms/sub-hamburg/222056002.pdf
- Benjamin, W. (1989). La obra de Arte en la época de su reproductibilidad técnica. www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Benjamin1.pdf
- Smith, T. (2012). Qué es el Arte Contemporáneo. Buenos Aires: Siglo Veintiuno blogs.fad.unam.mx/…/Smith–Que–Es–El–Arte–Contemporaneo.pdf5.
- Vigotsky, L. (1986) La imaginación y el arte en la infancia. Madrid: Akal
- Didi-Huberman, G. (2011) Ante el tiempo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora https://docs.google.com/document/d/1Hlyoi_LRHY6eL5eCIGLtpXjet1ljuc6IsJFKoRFxp1s/mobilebasic?pli=1